Artículos, Notas


GESTALT Y ESPIRITUALIDAD

MAYO 2011
URUGUAY-PIRIAPOLIS
XII Congreso Internacional de Gestalt
Umbral de la Unidad

Mesa de Conversación
Participantes

Jean-Marie Delacroix (Fra)
Alejandro Spangenberg (Uru)
Graciela Cohen (Arg)
Gustavo Mozzoni (Uru)
Fernando de Lucca (Uru)Gestalt y Espiritualidad

Graciela Cohen
 “ Bueno acá estamos, estoy completamente sin ningún texto en la cabeza, mi corazón está presente en lo que me toca, así es que nos pusimos de acuerdo entre todos los que formamos parte de esta Mesa con la idea de exponer unos minutos cada uno y luego contestaremos preguntas…al ser la única mujer los compañeros me han invitado a que sea quien comienza
Compartiré con ustedes lo que me vaya surgiendo…y luego nos inspirarán con sus preguntas, esa será nuestra dinámica.
Si comienzo por atender el titulo de nuestra Mesa lo primero que tengo por decir es que me es muy difícil separar Gestalt de Espiritualidad….para mí no son aproximaciones separadas….para mi están unidas… y en esta unión fui creciendo y en esta unión me he inspirado para seguir haciendo todo lo que realizo.
Lo esencial de los Caminos del Espíritu, si destilamos todo y nos quedamos con lo principal, podemos decir que la invitación ultima de los caminos del espíritu es la de ir  reconociendo lo que tiene valor en la vida y en este sentido este es el horizonte ultimo del Enfoque Gestáltico… entonces para mi esta unido…
Y si me miro a mi misma y mi historia puedo decir que mi contacto con el Enfoque, se va profundizando en la medida que mi apertura a lo espiritual se va haciendo más intensa más íntima, más relacionada con a “lo que es” y va siendo en la existencia, pero es todo un mismo viaje, no es que junte esto con lo otro, que yo soy gestáltica y junté técnicas o cosas así dentro de los grupos, no, no hago eso, no sabría hacerlo.
Para mí es simplemente que la Gestalt que llevo adelante y que fundamentalmente tiene que ver con el rescate y resignificación de lo que cada uno considera como valioso para su vida, a eso le llamo una Gestalt espiritualizada. Y en esa dirección, el eje, la columna vertebral de mi propio desenvolvimiento, mi tutor, como las plantas que tienen un tutor para crecer, mi tutor, mi “ escalera” hacia la luz, son mis Maestros. Ellos son la base.
Para comprenderlo un poco mejor quizás pueda agregar que mi trabajo no es acerca de lo que se llama desarrollo personal, mi escalera es de lo personal a lo colectivo y de lo colectivo a lo impersonal.
Así voy viajando en mi evolución, ese es mi movimiento desde que puedo referirme a el, sé recuerdo con mucha nitidez los momentos en que me tocó la energía de la verdad, me tocó la fuerza de la realidad, se cuando y como me fui despertando parcialmente, aunque siga dormida…lo recuerdo muy bien…entonces puedo decir que se que salí de la pesadilla de creer que solo soy mi  pequeña mente basada en culpas y miedos como única gestadora de realidad… Y en eso voy avanzando…   
Entonces reconozco los momentos de esos pequeños despertares…. reconozco profundamente el anhelo de encontrar un tutor para que me ayude a seguir moviéndome hacia la luz.
En ese sentido el lugar de los Maestros podría decir que son mi vida y soy la vida de ellos y en mi “ Somos uno”…y esto ocurrió y ocurre a través de la práctica de las enseñanzas.
De este modo aprendí en que hay un trípode básico a través del cual se desarrolla el proceso y se estimula la conexión única que solo es posible tener con un Maestro.
Uno de estos ejes es la relación con él, la relación con su presencia al nivel que puedo relacionarme, que me lo permiten, otro de los ejes es la practica de sus enseñanzas  y lo tercero la vinculación con la comuna que rodea a cada Maestro, son discípulos, son sus amigos, son sus alumnos, son sus familiares, la comuna energética a la que estos Maestros pertenecen. Esas son las tres cosas que producen en mí la transformacion. Un eje contiene a otro y todos están en diferentes dimensiones interrelacionados. Esa es mi experiencia.
Mi apertura, mi Maestro raíz, es OSHO. Es mi Maestro raíz, mi base. El es mi apoyo.
Estoy compartiendo con ustedes algo muy intimo lo más rápido que podemos…. en este clima me doy cuenta que todos estamos entendiendo….
Bueno..en base a este trípode me sumergí inevitablemente en su campo energético. Él me vino a buscar cuando yo tenía 23 o 24 años, lo digo así, nunca lo conté.
En esa época formaba parte de un grupo, con quienes estudiábamos filosofía guiados por nuestro querido Luis Halfen, hacia unos años que estábamos en ese circulo y Luis considero que era tiempo de hacer una Escuela que se llamo Escuela de Filosofía de Buenos Aires, llego el día de la inauguración yo formaba parte de ese grupo, todos estábamos muy contentos.
Luis estaba dando la conferencia inaugural y de pronto siento un fuerte ardor en la nuca (Nalini se toma con la mano derecha arriba de la nuca), así me tomó.
Me doy vuelta sorprendida y veo entre la gente solo una mirada que me ve…veo solo unos ojos que me miran…. todo desaparece por unos instantes y solo veo esos ojos como una señal…como una indicación…me quede muy impactada.
Luego compartimos algo para comer y se me acerca la persona que me miraba de esa forma tan especial…y me dice: “Vengo del lugar donde está tu gente”, imagínense lo que es eso a los 24 años. ¿Donde esta mi gente?, le pregunto, “Está en India al lado de Rajneesh, estuve allí por un año y se que ese es tu lugar ”, me dijo.
Para mí pensar en India, a esa edad era como hablar de la galaxia Andrómeda. Estábamos intentando vitalizarnos y reunirnos a pesar del terror, ir a India era impensable.
Me quedé completamente conmocionada, me llevó muchos años ir por primera vez a India y a la casa de OSHO.
Durante esos años y a partir de ese momento, me fui entrecruzando con muchos discípulos de OSHO y con sus enseñanzas, con sus meditaciones, luego todos los seminarios de la Nanita y sus grupos, allí empezamos a hacer Meditaciones de OSHO, Dinámica, Kundalini, toda esa historia, divina, hasta que un día tuve la gran suerte de que la invitaran a Nana a ir a India… y cuando extendieron esa invitación a mi me dije: ¡¡” Ahora voy…
Para mí fue una cosa increíble poder ir a la casa de OSHO con la Nana que se unió a su cierre de venir a Buenos Aires de manera mensual…Era una cosa así increíble. En ese contexto nos hicimos las dos discípulas de OSHO, vivas de amor.
Así comencé a profundizar con practicas diarias y mi proceso interno vivió una gran transformacion en su intimidad al cambiar mi interlocutor…eso fue para mí muy muy conmocionante y sorpresivo…Durante 10 años mi interlocutor interno era la Nana, mi voz interior estaba entretejida con la voz de Nana….eso me había ayudado a resignificarme y a salir de la que OSHO llama “la pequeña familia” …. Aludiendo a un estado de mente hecho fundamentalmente de las identificaciones con los criterios de vivir de los seres del origen de mi vida….mas allá de mis controversias y desacuerdos esa era mi base… con la Gestalt y la Nana eso había cambiado … esa es la fuerza indestructible del amor….y de golpe pasó otra cosa…. (Interrupción de una persona en la sala, no logré escuchar la razón…..).
Volvamos a nuestro cuerpito, tenemos que imaginar que agua de rosas va cayendo por todos lados.  …flores de colores… (no se escucha y aparece otro micrófono, la audiencia le pide que hable más cerca del micrófono).
Más o menos esto se puede escenificar con lo que pasó en mi vida. Llegó OSHO y fue un cambio de volumen, fue tal la nitidez de percibirme…mientras conocía mas profundamente su invitación… no me enamoré enseguida, yo creí que estaba enamorada, hasta que me di cuenta que no era así…todo eso me llevo un tiempo.
Recuerdo que algunas veces tuve diálogos gestálticos con OSHO, cuestionando esto o lo otro…como si de alguna manera estuviéramos de igual a igual… una gran atracción sin devoción…cuando me di cuenta de la ignorancia casi me muero de vergüenza ante mi misma, no sé como decirles….ese sacudon interno fue un salto…un gran salto para mi…sin esa vergüenza no hubiera avanzado…como estoy entre colegas, quiero contarles que el vínculo con mi Maestro es un vínculo que se teje y entreteje… hasta que todo desaparece…
Es fácil aceptar sin cuestionar nada, es fácil cuestionar todo y no entregarse, lo difíciles atravesar esas fronteras y entregar el corazón después de la batalla sagrada,
Por eso escribí un libro que se llama Amar y Permanecer, porque permanecía ahí ante todas las pruebas y no es que el Maestro te la hace sencilla, “veni nenita que sos la más linda del barrio”…nada de eso…
Aun así debo decir que los Maestros nunca me pusieron en situaciones incómodas.
Pero acuérdense que yo les decía que estaba haciendo una escuela de Filosofía. Imagínense la cabeza que tenía esa criatura a los 23, 24, 25 años. Yo creía que sabía y lo que no sabía podía aprenderlo, en el nivel que se puede aprender. Entonces fue una ruptura interna, hecha con gran amor, recibiendo regalos, tras regalos de los Maestros. Eso me permitió seguir, sino yo no hubiera seguido, y ¿cuáles son los regalos que te da un Maestro?.!!! las revelaciones.
Todo es como dice Campbell…¡¡¡  pruebas y revelaciones, pruebas y revelaciones!!!. Y entonces yo acepté las pruebas.
Viajé lejos, junté dinero, dejé a mi hija, traté de hacerlo lo mejor posible, sin herir, sin lastimar, sin jorobar, dejé novios explicándoles más o menos lo que podía y me quedé siempre con los que me entendieron y me la hicieron fácil, eso es verdad.
Con uno de esos hombres estuve 16 años, ese fue el que más me entendió. Y me ayudó muchísimo. Entonces yo hice las pruebas, pero lo que me impulsó a seguir en el camino, fue las respuestas, las recompensas del camino que no están hechas de cosas concretas, sino de sutilezas, esos fueron regalos increíbles, que son la consecuencia de este amor único, que tiene que ver con las sorpresas, con las casualidades, con las ayudas, con los apoyos, con los aliados invisibles que aparecen en tu vida todo el tiempo y la posibilidad de ser conciente de las transformaciones.
Entonces comprendí que el camino es aquel que te da mas confianza en vos mismo y en algo más grande, y son los Maestros lo que te traen esa grandeza, no te traen otra cosa… te recuerdan de donde venís, te inspiran, te cuentan historias increíbles, te muestran con su presencia las flores de la existencia. Llenos de relatos sagrados te alegran la vida. Te la hacen interesante, te animan a no perder el tiempo.
Mi relación con OSHO sigue viva hasta el día de hoy, igual cuando él se fue nos dijo: “Sigan, no estén tristes”, lo que era difícil, “No estén tristes, yo cumplí lo que vine a hacer, les dejo mi sueño”, eso nos dijo. “Sigan, donde hay un Maestro vivo, que tiene enseñanza viva, vayan y colaboren con él, si pueden ayudarlo, lo ayudan y sigan tomando conocimiento … sigan”.
Estábamos preparados, yo sentí que estaba parada en mis propios pies.
Y de ahí hasta acá, cuando hay alguna flor, me siento atraída y estoy ahí, muchos colegas y amigos les resulta un poco extraño.
A veces uno ve un Maestro del lado de afuera, porque desde el lado de adentro es una cosa y del lado de afuera es otra cosa como todo en la vida.
Del lado de afuera, en lo aparente, un Maestro puede parecer muy sencillo, muy superficial, entre comillas, o muy extraño, cosas que cualquiera puede llegar a pensar, pero si me entusiasma o toca mi corazón para mí es el mejor lugar donde yo puedo estar. Y de ahí acá, mi vida es un viaje, y trato de compartirlo con la gente con la que estoy. Con las prácticas que voy aprendiendo, soy muy disciplinada entonces siempre estoy con alguna práctica. Y esto me da una alegría, estoy contenta y creo que es lo máximo que podemos llegar.
Vengo de India, de una locura, de hacer un viaje de un lado para otro, estudiando, practicando y visitando, en uno de los tramos tome un taxi por 500 kilómetros …  eran dos taxistas que estaban un poco locos...como se esta un poco loco en India que ya viajar y en taxi es una locura. Cuando se enteraron que yo era discípula de OSHO… se alegraron y comenzaron a fumar marihuana… una locura.
Me llevaban al Ashram del Ravi Shankar, fui a visitarlo ya que entre otras cosas estoy escribiendo un libro sobre él, que me autorizo a que haga, fui a preguntarle si quería que se lo publicara ahora, si quería darme un titulo o no, en definitiva solo fui a verlo..esa idea ya me alegraba….estuve viajando con él por Calcuta y fueron unos días muy increíbles… de puro agradecimiento estoy escribiendo un libro…
Entonces llegué a su Ashram y los taxistas locos se fueron y yo me quedé con las valijas paradita en la puerta….El Ashram del Ravi Shankar en Bangalore es muy sencillo y esta en el medio del campo, sino hay lugar para dormir allí, estas en un problema. No hay lugar, no hay un hotel, nada. Y entonces yo estaba ahí, con los bolsos y las valijas, voy a la oficina y me dicen no, “no te podes quedar a dormir acá porque sino haces un curso no te podes quedar ” y un curso yo no estaba disponible para hacer, … y entonces yo me quedé ahí preguntándome: “ ¿ Como sigo…?
Entonces una mano me agarra y me lleva corriendo a la casa del Ravi… eran las cinco de la tade lo hora en que Él sale a dar sus bendiciones.
Entonces yo me siento ahí, al lado de unos hindúes que estaban por recibir sus bendiciones a las cinco de la tarde. Y mi cabeza no paraba de pensar, donde voy a dormir, donde voy a comer, donde me voy a bañar, que lió, todo papapapapa… y Él sale con una rosa en la mano, porque Él es muy así, es divertido, siempre con su sari blanco de seda.. Camina como en el aire y riéndose…Salé así con su rosa, me mira y me golpea con su rosa en la cabeza y me dice “¿Estás feliz?”, se me borró todo, así tac, “¿Estás feliz?” y yo así feliz dentro de su ala, Sí le dije, feliz como una tonta…Es un amor entienden? Algo súbito…. Si le dije “Es lo único que importa” me dijo.
Bueno, salí de ahí y me había olvidado de todos mis problemas, a los cinco minutos ya estaba durmiendo en un lugar, habiéndome bañado, comido y contenta me fui a las siete de la tarde a escuchar su discurso.
No sé cómo decirles lo que les quiero transmitir, pero para mí la Gestalt espiritualizada es vivir de corazón y pararte en tus propios pies, compartir vitalidad e inspirarte para abrir mas tus fronteras de manera  y que no te importe lo que te digan los demás y saber que la gente que te ama de verdad, a lo mejor tiene algunas cosas para decirte, pero si ve que estás contento y que estás bien, eso es lo que les importa.
Yo le contaba a una compañera que estuve en Varanasi viajando por India y Varanasi es un lugar muy potente, es donde se crema a los muertos en las orillas del Ganges, estuve ahí haciendo unas prácticas. Yo pertenezco a una escuela que se llama el Yoga de la Voz…. Y en Varanasi hay un maestros de una meditación sonora muy antigua llamada Drupadh…fuimos allí a tomar clases de este arte sonoro….
Vivimos frente al Ganges y todo el tiempo y desde mi ventana veía cremarse los cuerpos muertos…y eso es un shock … se te para la cabeza…una semana así y después veía algo que nunca había pensado, como es la gente que cuando se muere va a ser recordada y como es la gente que cuando se muere va a ser olvidada y veía que había cuerpos que se cremaban con un poco de madera, que alguien buenamente lo había comprado, otros estaban solos cremándose y otros se sentía el amor que había puesto en la vida por el amor con el que eran despedídos y entonces yo sentí que había tantas diferencias en ese momento.
Siempre pensé que los ritos son para los que se quedan, nunca había visto con tanta nitidez que también es para los que se van, para que si van a ser otras vidas vayan también con sus méritos … en ese lugar mi cabeza paro y mi alma se vio reflejada en una realidad real.
Varanasi antes se llamaba Benarés y antes tambien se llamaba de otra manera, los hindúes les cambian los nombres porque los estados de conciencia van cambiando con la vida, entonces si tu estado cambio entonces debe ser nombrado con otro nombre, es tan asi que no solo cambian los nombres de las personas sino también cambian el nombre de los lugares, de los pueblos, porque ellos también se transforman y eso es una belleza increíble. Mucho mas podríamos decir pero los demás compañeros tienen también su tiempo.
Entonces…bueno…básicamente esto es lo que quería compartir, temas de la vida, la muerte y las transformaciones…eso para mi es una Gestalt Espiritualizada.

MAYO 2011
URUGUAY-PIRIAPOLIS
Contenidos: Graciela Cohen
Desgrabacion: Laura Volking







"EL Meditador Socrático"
Nota del filósofo Tomás Abraham para el diario Perfil, el 4/9/2011

Cuenta la historia que en la ribera del río Rohini, al pié del sur de la cadena de los Himalayas, vivía el clan de los Sakya. Su rey era Suddhodana Gautama y la reina se llamaba Maya. Tuvieron un hijo al que llamaron Siddartha, que significa “ todo deseo es satisfecho”.
 El joven príncipe vivía en medio de riquezas, placeres, música, danzas, en las residencias en las que se alojaba de acuerdo a las cuatro estaciones del año. Sin embargo, y a pesar de una vida despreocupada, al privilegiado vástago lo inquietaba el problema del sufrimiento cuando se preguntaba por el sentido de la vida humana. Luego de tener su primer hijo, Siddartha, a los veintinueve años, decide dejar el palacio, con un único sirviente, Channa, y su caballo favorito, Kanthaka, blanco como la nieve, para recorrer los caminos del mundo con el fin de hallar una respuesta a la verdadera naturaleza de la enfermedad, la vejez, y la muerte. Vivió en la selva durante seis años, aprendió las prácticas ascéticas, y a los treinta y cinco años, un ocho de diciembre, el Príncipe se convirtió en Buda. Había comprendido el misterio del ser.
Desde ese momento, hasta el día de su muerte, su enseñanza se basa en la transmisión de técnicas de control mental para no estar sometido a la rueda infinita del deseo, y para albergar en el corazón el sentimiento de compasión respecto del sufrimiento de los hombres.
En nuestras ciudades modernas del Occidente capitalista, dos mil quinientos años después, millones de personas orientan sus vidas por los principios básicos de la misma meditación que practicaba Buda, pero lo hacen ahora, en nuestro tiempo, en la era de la ciencia. A partir de diferentes tradiciones, miles de maestros, gurúes e instructores, forman adeptos y discípulos en instituciones que se distribuyen por todo el mundo. Hace más de tres años que soy lo que llaman un meditador. La técnica que aprendí es la de un gurú de la India cuyo nombre – Maharishi, seguro, pero algo más también- olvido cada vez que lo rememoro. Es el mismo maestro que tuvieron los Beatles y el que sigue David Lynch. Gurú Dev es el maestro del maestro.
 La práctica de la meditación que llevo a cabo se hace todos los días dos veces al día, treinta minutos cada vez. Se cierran los ojos, se respira con calma, y se repite un mantra. El aprendizaje se completa con el recitado silencioso de sidis o sutras, imágenes- palabras, sobre las que la meditación continua. No se trata de tener la mente en blanco, sino, por el contrario, dejar que la mente trabaje con la intensidad que lo hace siempre, hasta que se calme. Lo único que hay que evitar en lo posible es que surja una idea obsesiva que ocupe todo el espacio mental e impida la corriente de imágenes.
 Con el tiempo, el flujo mental deja de ser caótico, y las terminales neuronales de enorme voracidad, disminuyen su actividad. Se permite así, pensar en pocas cosas, y en ciertos momentos no pensar en nada, y dejar que la respiración acompañe el mantra. Esta media hora puede ser una eternidad. Pero no lo es. Es sólo media hora. No se hace nada, se cierran los ojos, se interrumpe la actividad cotidiana, y si suena el celular, se puede interrumpir la meditación, y el que quiere lo atiende, y el que no, no. Cuando la meditación termina, se estiran brazos y piernas y volvemos a las actividades acostumbradas.
 Esta meditación se la hace sentado en una silla, o en un sillón, o en el piso, nunca acostado, y en ayunas. No es necesario practicar posiciones de yoga, ni la flor de loto, ni tocar los deditos índice y pulgar recitando el ohmm. Tranquilo y cómodo. Ni siquiera aislado, puede ser en un subte o en una plaza. Por supuesto que esta tradición es una entre innumerables que han nacido en la India Milenaria, y cada una tiene su propio prospecto de disciplinas espirituales. Yo mismo, hace décadas, tuve mi iniciación con otro Gurú, Maharaji, luego de un accidentado viaje por Oriente. La razón por la que busqué, esta vez, un profesor de meditación, tenía que ver con mi sensación del tiempo. Nunca tenía tiempo. El tiempo se me va. Vivo apurado sin salir de un mismo lugar. Un estado de ansiedad y de inquietud ya es parte de mi normalidad. Vivo mi estancia terrestre con un tiempo compartido con la muerte. Es como si un posible Creador me pagara por hora. En lugar de hacer mi trabajo, pareciera que me lo quiero sacar de encima, para comenzar otro para sacármelo de encima. Cada vez que me pica el brazo pienso que me lo van a amputar. Una hipocondría heredada no me hace la vida más fácil. Así y todo soy un tipo feliz. No sé quien me corre, sí, ya sé, el tiempo, el mismo que la mitología griega ilustraba como un devorador de sus propios hijos.
Las explicaciones psicológicas abundan. Sacar de la galera del inconsciente las palabras reprimidas y los deseos disfrazados, está muy bien. Pero mi último psicoanalista se cayó de la cama por querer atrapar un mosquito, se golpeó la cabeza contra la mesa de luz, y entró en coma. Murió. No si será por la desdichada mesa de luz, o no, pero no es la iluminación lo que busco. No creo en la inmortalidad. Ni en la sabiduría. Ni en el control mental. Ni en que se llegue a ser mejor persona por meditar. Se puede ser una bestia meditadora y un neonazi embebido en prana ( hálito) dulzón. No soy un optimista cósmico. Por deformación profesional, soy un hombre de palabras.
 Mi tradición indudablemente no es la budista, sino la socrática por un lado, y la judía por el otro. Por la primera me enseñaron que el pensamiento tiene que ver con la libertad, y el ser libre con el discutir lo que se me quiere imponer sin mi consentimiento. Por la judía, una exigencia dura conmigo mismo por estar siempre en falta por incumplimiento del deber ante quien nos ha elegido. Por algo los judíos hemos inventado la noción de “culpa”, y el Día del Perdón. La meditación llamada por los azares de la traducción, “trascendental”, alisa en parte las aristas de mi doble cuna. Las hace más amables. En realidad, toda practica que disminuye la tensión mental, nos vuelve más pacientes, hasta podemos llegar a esperar un turno, de lo que fuere, sin desesperarnos. Sin duda que existen las pequeñas molestias para quien dedica su vida a la dialéctica filosófica cuando debe escuchar las reflexiones de los instructores de meditación, y también en las lecturas de los textos sacros del Oriente.
Tuve la suerte de tener un instructor uruguayo, futbolero, y que le gusta hablar de política, lo que me evitó esa suavidad exasperante de quienes vuelan alto y son vegetarianos. De todos modos, me recitan un cuento chino, otro hindú, una fábula en la que un discípulo camina por un sendero de rubíes hasta la cabaña de un Maestro, me descubren una vez más cuatro décadas después de la primera moda, las enseñanzas de Don Juan que es como volver a Woodstock en silla de ruedas, contemplo el fondo milagrero que embelesa a otros discípulos en estado de ensoñación entre fetal y senil, y soy testigo, al fin, de la buena nueva que me anuncia que la paz mundial, la felicidad, el éxito y la iluminación, están garantizadas si meditamos.
 Pero lo que puede estar garantizado, en todo caso, con la meditación, es mi paciencia benevolente con el marketing oriental que no impiden que el tiempo no me corra como antes y que camine a mi lado sin apurarme tanto. La meditación acompaña el trabajo y los días de nuestra existencia. Puede convertirse en una compañía, y ser parte diaria como el cepillado de los dientes. Hasta sentir, en ciertos momentos, que somos como animales que dos veces por día, durante media hora, deben meterse en su madriguera, para no hacer nada. Es como volver un rato a casa, y al cerrar los ojos, en realidad, apagamos la luz para viajar por nuestra mente. Pero no es un estuche, eso es lo extraño, la mente es un sobre abierto, conectado con el mundo, sin necesidad de verlo.