No hay significado ni propósito, en el sentido en que "propósito" es entendido en el mundo, pero el capullo de rosa es inmensamente alegre, la gota de rocío y el sol naciente y la brisa de la mañana.
El momento es precioso, es un momento de danza.
Esta danza no va a traer dinero, esta danza no va a traer fama, esta danza no hará respetable la rosa. Esta danza es un valor en sí misma; es una alegría sin propósito, sin significado. No es una comodidad.
Esto es lo que hay en común entre nosotros y el capullo de rosa. Nosotros también debemos regocijarnos en el momento. También debemos bailar en el sol, en el viento, en la lluvia, y la danza misma es la recompensa. No deberías preguntar "¿Para qué?". Hemos olvidado todos los valores intrínsecos y Zarathustra nos recuerda que los valores no son externos a nosotros, son intrínsecos....
Osho, Zarathustra, un dios que puede bailar
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