LA MEDITACIÓN ES UN SALTO
Nunca puedes ir más allá de la mente si sigues usándola. Tienes que dar un salto, y la meditación significa ese salto. Es por eso que la meditación es ilógica, irracional. Y no puede ser hecha lógica; no puede ser reducida a la razón. Tienes que experimentarla. Si la experimentas, sólo entonces sabes.
Entonces, inténtalo: no pienses en ello, inténtalo, intenta ser un testigo de tus propios pensamientos. Siéntate, relájate, cierra tus ojos, permite que tus pensamientos pasen como pasan en la pantalla las imágenes. Míralos, obsérvalos, has de ellos tus objetos. Un pensamiento aparece: obsérvalo profundamente. No pienses acerca de él, solamente obsérvalo. Si empiezas a pensar acerca de él, entonces no eres un testigo, has caído en la trampa.
Afuera hay un bocinazo, aparece un pensamiento: “algún auto está pasando”; o ladra un perro, o algo sucede. No pienses acerca de ello, observa nada más el pensamiento. El pensamiento ha aparecido, ha tomado forma. Ahora está delante tuyo. Pronto pasará. Algún otro pensamiento lo reemplazará. Sigue observando este proceso de pensamiento. Si, aunque sea por un momento, eres capaz de observar este proceso de pensamiento sin pensar acerca de él, habrás ganado algo en el testimoniar y habrás conocido algo del testimoniar. Este es un sabor, un sabor diferente que el del pensamiento, totalmente diferente. Pero hay que experimentar con él. La religión y la ciencia son polos opuestos, pero en una cosa son similares y su énfasis es el mismo: la ciencia depende de la experimentación, la religión también. Sólo la filosofía es no experimental. La filosofía depende sólo del pensamiento. Tanto la religión como la ciencia dependen de la experimentación: la ciencia con los objetos, la religión con tu subjetividad. La ciencia depende de experimentar con cosas distintas a ti, las religión depende de experimentar directamente contigo mismo.
Es difícil porque en la ciencia, el experimentador está allí, el experimento está allí y el objeto del experimento está allí. Hay tres cosas: el objeto, el sujeto y el experimento. En la religión eres los tres simultáneamente. Tienes que experimentar contigo mismo. Eres el sujeto, eres el objeto y eres el laboratorio.
No sigas pensando. Empieza, comienza de algún modo a experimentar. Entonces tendrás una sensación directa de lo que es pensar y lo que es testimoniar. Y entonces llegarás a saber que no puedes hacer ambas simultáneamente, tal como no puedes correr y sentarte simultáneamente. Si corre, no puedes sentarte, entonces no estás sentado. Y si estás sentado, entonces no puedes correr. Pero estar sentado no es una función de las piernas. Correr es una función de las piernas, sentarse no es una función de las piernas. Cuando las piernas no están funcionando, entonces no estás sentado. Sentarse en una no- función de las piernas, correr es la función.
Es igual con la mente: pensar es una función de la mente; testimoniar es una no-función de la mente. Cuando la mente no está funcionando, tienes el testimoniar, tienes el darte cuenta.
OSHO Libros Naranja Ediciones Luz de Luna
Fotografía: Liliana Penas. Yamuna, perteneciente a la muestra "Amistad Conciente"
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